Comentario
La realidad de los hombres de religión en aquellas áreas de Europa en las que el protestantismo se impuso estuvo estrechamente ligada a la propia concepción que tenían las diferentes Iglesias reformadas acerca de la organización eclesial.
De esta forma, aunque el Lutero joven soñó con una Iglesia espiritual, no necesitada de estructuras ni de jerarquías, pasados los años hubo de transigir con la existencia de una organización eclesiástica sujeta al control de los príncipes, con autoridades episcopales y que era, en realidad, escasamente original y con demasiadas herencias del papismo (T. Egido).
La teocracia calvinista ginebrina se basó, por su parte, en una rígida organización eclesiástica. Calvino convirtió a Ginebra en una auténtica ciudad-iglesia, en la que los asuntos civiles y religiosos se hallaban muy imbricados. Unas Ordenanzas, promulgadas en 1541, establecían las bases organizativas de la Iglesia de Ginebra. En ella se instituyeron cuatro ministerios, cuya relación no se concebía como jerárquica, sino de servicio: los pastores, encargados de la predicación de la Palabra y de la administración del Bautismo y la Cena; los ancianos, designados por la ciudad y teóricos responsables de los asuntos disciplinarios; los doctores, que se ocupaban de la enseñanza, y los diáconos, a cuyo cargo corrían las labores asistenciales. Entre ellos, eran los pastores quienes más se aproximaban al modelo del sacerdocio católico, aunque, en realidad, constituían una réplica al mismo.
Por su parte, la Iglesia anglicana mantuvo también una estructura episcopal, lo que le valió la acusación de papista por parte de los puritanos, cuya "alternativa eclesial, heredada del calvinismo escocés, tenía aires democráticos, y su organización (...) se cifraba en el sistema presbiteriano sinodal de comunidades regidas por laicos y pastores (presbíteros) elegidos por la comunidad". Más radicales, los congregacionalistas ingleses propugnaron un sistema asambleario basado en una concepción de la Iglesia sin sínodos ni autoridades superiores (T. Egido).